Enseñar a gestionar la frustración
Aunque a veces lo más sencillo (y, probablemente, lo que más nos apetezca) sea evitar al niño las situaciones arriesgadas, peligrosas o molestas; éste es un comportamiento que no le aportará nada bueno en el futuro. ¿Quieres saber por qué?
La sobreprotección deja al niño sin herramientas ni recursos propios para enfrentar el fracaso, ya que siempre acaba consiguiendo lo que quiere y no vivencia experiencias negativas, por lo que tampoco aprende a enfrentarse a ellas.
Enseñar a gestionar la frustración es una tarea complicada, tanto en casa como en clase, pero necesaria. El objetivo al final es enseñar a nuestro alumnado a ser felices, y para ello es necesario saber afrontar los errores y aprender de ellos. ¿Te faltan ideas para empezar? Te recomendamos algunas pautas a tener en cuenta:
- Da la vuelta a los fracasos: ¿Y si dejamos de hablar de fracasos y hablamos de nuevos retos? Todas las cosas que no salen como esperábamos son una nueva oportunidad de aprendizaje, lo importante es darse cuenta de dónde nos hemos equivocado para que no vuelva a ocurrir.
- Competir no es el objetivo: Potencia las actividades cooperativas en tu aula, que ganar no sea la principal motivación. Los valores que transmitimos de esta forma son mucho más constructivos y positivos, tanto para los más pequeños como para la sociedad en la que vivirán. No obstante, si incluyes algún juego competitivo, aprovecha para que aprendan a perder y a ganar, respetando siempre al contrario.
- Deja que vivan sus propias frustraciones: Intenta no pararles cuando estén a punto de equivocarse, deben hacerlo para poder aprender de ello. Así, además, fomentarás su iniciativa personal, su autonomía y evitaremos que tengan miedo a hacer las cosas por sí mismos. Son todo ventajas, ¿verdad?
- Marca objetivos razonables, pero que requieran esfuerzo: Adapta los retos a su edad y sus capacidades, pero confiando en que pueden llegar bien lejos. Acompáñalos durante el proceso, para recordarles que lo deben seguir intentando y deben abandonar ante la primera dificultad.
- Habla con ellos sobre cómo se sienten: Dales ocasión para que compartan sus sentimientos, sus errores y sus fracasos. Razonad juntos, para que entiendan lo que ha pasado y lo que ha salido mal. Será necesario haber creado previamente un clima de confianza y apoyo.
Escuela de padres: Como enseñar a tolerar las frustraciones en los niños
1º. Deje que viva las pequeñas frustraciones de cada día, no se las evite constantemente.
2º. Eviten una sobreprotección excesiva, sin poner en riesgo su seguridad, pero dejen al niño que experimente que se equivoque…
3º. No le concedan todos los caprichos.
4º. Aumenten su autonomía personal: todo lo que los niños de 3 años suelen hacer en cuanto vestido, aseo, comida… debe hacerlo solo, sin su ayuda.
5º. Cuando llore por pequeñas cosas, no acuda inmediatamente a consolarlo.
6º. Evite que las cosas sean inmediatamente a que él las pida. Dígale que “no” a aquello que no sea conveniente, sin dar demasiadas explicaciones.
7º. Utilice con frecuencia la estrategia de “aquello…después de hacer esto”.
8º. Enséñele exigiéndole que las actividades se comienzan, se realizan y se terminan.
9º. Enséñele a actuar ante la frustración, para ello haga de modelo en situaciones en las que ustedes se sienten frustrados: verbalice sus pensamientos en voz alta y actúe adecuadamente.
10º. Elogie los logros del niño en este aspecto.
11º. Que las expresiones de frustración del niño no cambie sus decisiones iniciales.
Decálogo para un niño lector:
■ 1. La
lectura está relacionada con la paciencia, con la concentración y con la
observación del mundo, con la curiosidad.
■ 2. Hay que leer en voz alta a los niños, y no hay que
pensar que el libro que tiene más texto es el mejor. Una manera de empezar son
los libros de ilustraciones.
■ 3. Prolongar
el tiempo de lecturas en común.
■ 4. Cuando el niño empieza a tener cierta movilidad, cierta
independencia, enseñar al niño el camino a la librería más próxima.
Cuando ya tenemos cierta confianza dejarle ir solo. Hay que relacionar el acto
de leer con ser independiente, con ser mayor.
■ 5. Hacer que el niño se haga miembro de la biblioteca pública que
tenga más próxima. A los niños les encanta tener un carnet. Allí los niños
aprenden a tener responsabilidad, coger un libro, tomarlo prestado, leerlo,
devolverlo.
■ 6. No presumas delante de tu hijo de piratear libros.
■ 7. No hay que ser pesado en los libros que se recomiendan. Igual
cuando son pequeños les gustan libros que no tienen valor literario, pero
sirven. Hay que leer libros buenos y malos, siempre.
■ 8. Dejar claro a los niños que la siesta de los padres en
verano es sagrada. No pueden hacer ruido y tienen que aburrirse. El
aburrimiento ha hecho muchos niños lectores.
■ 9. No pensar que el hecho de abrumar a nuestros hijos con
actividades el fin de semana nos hace mejores padres. Hay veces que
simplemente un fin de semana en que uno está en casa, un rato de salir a la
calle, un rato de lectura, un rato de estar tranquilamente con los niños,… es
mucho mejor que salir a mil sitios.
■ 10. Dejar un pequeño espacio al niño. Un estante donde
nuestro hijo vaya haciendo una colección de libros. La sensación de pertenencia
del objeto en sí provoca una relación íntima con los libros.
En definitiva hay que
enseñar a los niños a ser un poco
más tranquilos, menos nerviosos y tener más paciencia. Eso les
dará un mayor poder de concentración.
EXTRACTO DEL PLAN DE CONVIVENCIA DEL CENTRO
LA TRAGEDIA SILENCIOSA QUE SE ESTÁ DESARROLLANDO EN
NUESTROS HOGARES
Hay una tragedia silenciosa que se está desarrollando hoy por hoy en
nuestros hogares, y concierne a nuestras más preciosas joyas: nuestros hijos.
¡Nuestros hijos están en un estado emocional devastador! En los últimos 15
años, los investigadores nos han regalado estadísticas cada vez más alarmantes
sobre un aumento agudo y constante de enfermedad mental infantil que ahora está
alcanzando proporciones epidémicas:
Las
estadísticas no mienten:
• 1 de cada 5 niños tiene problemas de salud mental.
• Se ha notado un aumento del 43% en el TDAH.
• Se ha notado un aumento del 37% en la depresión adolescente.
• Se ha notado un aumento del 200% en la tasa de suicidios en niños de 10 a 14
años.
¿Qué es lo que está pasando y qué estamos haciendo
mal?
Los niños de hoy están siendo sobre-estimulados y sobre-regalados de objetos
materiales, pero están privados de los fundamentos de una infancia sana, tales
como:
• Padres emocionalmente disponibles.
• Limites claramente definidos.
• Responsabilidades.
• Nutrición equilibrada y un sueño adecuado.
• Movimiento en general pero especialmente al aire libre.
• Juego creativo, interacción social, oportunidades de juego no estructurados y
espacios para el aburrimiento.
En cambio, estos
últimos años se ha llenado a los niños de:
• Padres distraídos digitalmente.
• Padres indulgentes y permisivos que dejan que los niños "gobiernen el
mundo" y sean quienes pongan las reglas.
• Un sentido de derecho, de merecerlo todo sin ganárselo o ser responsable de
obtenerlo.
• Sueño inadecuado y nutrición desequilibrada.
• Un estilo de vida sedentario.
• Estimulación sin fin, niñeras tecnológicas, gratificación instantánea y
ausencia de momentos aburridos.
¿Qué
hacer?
Si queremos que nuestros hijos sean individuos felices y saludables,
tenemos que despertar y volver a lo básico. ¡Todavía es posible! Muchas
familias ven mejoras inmediatas luego de semanas de implementar las
siguientes recomendaciones:
• Establezca límites y recuerde que usted es el capitán del barco. Sus hijos se
sentirán más seguros al saber que usted tiene el control del timón.
• Ofrezca a los niños un estilo de vida equilibrado lleno de lo que los niños
NECESITAN, no sólo de lo que QUIEREN. No tenga miedo de decir "no" a
sus hijos si lo que quieren no es lo que necesitan.
• Proporcione alimentos nutritivos y limite la comida chatarra.
• Pase por lo menos una hora al día al aire libre haciendo actividades como:
ciclismo, caminata, pesca, observación de aves/insectos.
• Disfrute de una cena familiar diaria sin teléfonos inteligentes o tecnología
que los distraiga.
• Jueguen juegos de mesa como familia o si los niños son muy chiquitos para
juegos de mesa, déjese llevar por sus intereses y permita que sean ellos
quienes manden en el juego.
• Involucre a sus hijos en alguna tarea o quehacer del hogar de acuerdo a su
edad (doblar la ropa, ordenar los juguetes, colgar la ropa, desembalar los
víveres, poner la mesa, dar de comer al perro etc.).
• Implemente una rutina de sueño consistente para asegurar que su hijo duerma
lo suficiente. Los horarios serán aún más importantes para los niños de edad
escolar.
• Enseñar responsabilidad e independencia. No los proteja en exceso contra toda
frustración o toda equivocación. Equivocarse les ayudará a desarrollar
resiliencia y aprenderán a superar los desafíos de la vida.
• No cargue la mochila de sus hijos, no lleve sus mochilas, no les lleve la
tarea que se olvidaron, no les pele los plátanos ni les pele las naranjas si lo
pueden hacer por sí solos (4-5 años). En vez de darles el pez, enséñeles a
pescar.
• Enséñeles a esperar y a retrasar la gratificación.
• Proporcione oportunidades para el "aburrimiento", ya que el
aburrimiento es el momento en que la creatividad despierta. No se sienta
responsable de mantener siempre a los niños entretenidos.
• No use la tecnología como una cura para el aburrimiento, ni lo ofrezca al
primer segundo de inactividad.
• Evite el uso de la tecnología durante las comidas, en automóviles,
restaurantes, centros comerciales. Utilice estos momentos como oportunidades
para socializar entrenando así a los cerebros a saber funcionar cuando estén en
modo: "aburrimiento".
• Ayúdeles a crear un "frasco del aburrimiento" con ideas de
actividades para cuando están aburridos.
• Esté emocionalmente disponible para conectarse con los niños y enseñarles
auto-regulación y habilidades sociales.
• Apague los teléfonos por la noche cuando los niños tengan que ir a la cama
para evitar la distracción digital.
• Conviértase en un regulador o entrenador emocional de sus hijos. Enséñeles a
reconocer y a gestionar sus propias frustraciones e ira.
• Enséñeles a saludar, a tomar turnos, a compartir sin quedarse sin nada, a
decir gracias y por favor, a reconocer el error y disculparse (no los obligue),
sea modelo de todos esos valores que inculca.
• Conéctese emocionalmente: sonría, abrace, bese, cosquillee, lea, baile,
salte, juegue o gatee con ellos.
Fuente: Victoria Prooday
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